domingo, 6 de marzo de 2011

EPICURO Y LA FELICIDAD

Epicuro consideraba que la felicidad consiste en vivir en continuo placer. Este punto de su doctrina ha sido a menudo objeto de malentendidos, pese a que Epicuro hace una cuidadosa categorización de los placeres, indicando cuáles son recomendables y cuáles no.
·  Los naturales y necesarios: las necesidades físicas básicas, alimentarse, calmar la ,sed el abrigo y el sentido de seguridad.
·  Los naturales e innecesarios: la conversación amena, la gratificación sexual y las artes.
·  Los innaturales e innecesarios, que considera superfluos: la búsqueda de la fama, del poder político o del prestigio


Epicuro formuló algunas recomendaciones entorno a todas estas categorías de deseos:
  • El hombre debe satisfacer los deseos naturales necesarios de la forma más económica posible.
  • Se pueden perseguir los deseos naturales innecesarios hasta la satisfacción del corazón, pero no más allá.
  • No se debe arriesgar la salud, la amistad, la economía en la búsqueda de satisfacer un deseo innecesario, pues esto sólo conduce a un sufrimiento futuro.
  • Hay que evitar por completo los deseos innaturales innecesarios, pues el placer o satisfacción que producen es efímero.
También distinguía entre dos tipos de placeres, basados en la división del hombre en dos entes diferentes pero unidos, el cuerpo y el alma:
  • Placeres del cuerpo: aunque considera que son los más importantes, en el fondo su propuesta es la renuncia de estos placeres y la búsqueda de la carencia de apetito y dolor corporal;
  • Placeres del alma: el placer del alma es superior al placer del cuerpo, pues el corporal tiene vigencia en el momento presente, pero es efímero y temporal, mientras que los del alma son más duraderos y además pueden eliminar o atenuar los dolores del cuerpo.

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